La llegada del verano suele ser sinónimo de más tiempo libre, de actividades en familia y de esparcimiento, de dejar volar la imaginación y buscar nuevos hobbies que después podamos seguir manteniendo durante todo el año.
Si eres un apasionado de la cocina y te encanta pasar tiempo entre fogones, ¿por qué no inculcar también esta pasión a los más pequeños de la casa? Además de pasar un buen rato juntos, conseguiremos que desde pequeños tengan contacto directo con los alimentos, que los analicen con los cinco sentidos (los vean, los toquen, los huelan…) y aprendan cómo se transforman en comidas ricas y sanas, enseñándoles la importancia de seguir una alimentación sana y equilibrada.
De primero: croquetas
La croqueta es un clásico de la gastronomía española. Un producto que, por su suavidad y su cremosidad, se puede comer desde muy corta edad y que, además, gracias a su versatilidad, gusta a casi todos.
Y es que, aunque las más populares son las de jamón y las que se elaboran con los restos del cocido, también las podemos encontrar con infinidad de ingredientes: setas, trufas, queso, etc. O, ¿por qué no? Puedes experimentar con nuestras mermeladas y obtendrás unos resultados de croquetas estupendos. Por ejemplo, estas deliciosas croquetas cremosas de queso de cabra y mermelada “Sin trozos” de frutas del bosque.
De cena: tacos
A los niños les encanta probar sabores y experimentar nuevas sensaciones pero, no nos engañemos, a los mayores también. Por eso para cenar, te proponemos estos originales tacos mexicanos de pato asado y mermelada de cereza. Sabrosos, coloridos, originales y muy sanos ya que combinan diferentes tipos de verdura como cebolla, pimiento, lechuga o pepino.
De postre: flan
El flan es uno de los postres preferidos de mayores y pequeños y un plato muy fácil de elaborar, pero no por ello menos delicioso. ¿Quién no recuerda con cariño el flan casero de la abuela? Una receta que se ha ido legando de generación en generación gracias a su sencillez y que es perfecta para que los más pequeños se inicien en la cocina. Para que empiecen a soltarse entre fogones, os proponemos este flan con mermelada de fresa sin trozos.
Lo cierto es que nunca es demasiado tarde para aprender a cocinar pero, si fomentamos el gusto por la buena mesa desde pequeños, estaremos ayudando a nuestros hijos a llevar también una vida más sana ya que serán más conscientes de la importancia de una buena alimentación y aprenderán desde pequeños los diferentes grupos de alimentos, las propiedades nutricionales que tienen cada uno de ellos y las cantidades recomendadas.
Elegir la receta, reunir los ingredientes en sus cantidades adecuadas y todos los utensilios que van a necesitar les ayudará a ser más autónomos y a cambiar su percepción sobre los alimentos y la comida. Disfrutarán mezclando ingredientes y dando forma a los platos con sus propias manos. Pero, eso sí, siempre bajo la supervisión de los adultos para los procesos complicados y para manejar aquellos instrumentos que implican un riesgo especial como cuchillos, hornos, fuentes de calor, etc.
Además, innovar y probar nuevas recetas les permitirá desarrollar su creatividad y desarrollar los cinco sentidos. Decorar los platos finales y darles formas divertidas se convertirá en toda una aventura, que también mejorará su destreza manual.
En la cocina, los niños pueden aprender importantes valores necesarios para su desarrollo psicológico como la responsabilidad y el valor de colaborar en las tareas de casa. Y lo mejor de todo es que podrás pasar más tiempo en familia de una forma divertida.